Un año que está quedando aislado en el tiempo
Un año que está quedando aislado en el tiempo
Me levanto cada mañana. Paso por delante de mi espejo, luego de mi escritorio que se ha vuelto mi nueva oficina y bajo las escaleras para llegar al baño. Hago la misma rutina del día anterior. Vuelvo a salir y veo a mi perrita esperando mi saludo matutino. En mi familia cada quien se encuentra realizando sus labores.
Vuelvo a subir y me siento en el escritorio que había pasado anteriormente. El sol inunda cada espacio de la casa y recuerdo que extraño el tacto directo de aquella cálida luz sobre mi piel. Me resigno a verlo a través de los cristales mientras, como en días anteriores, abro el computador para empezar a trabajar. Son las mismas noticias de ayer: más muertos por coronavirus, la posible vacuna está por llegar, sigue el aislamiento; el Alcalde sale a dar declaraciones para preservar la vida mientras hay una interminable fila de personas en el centro de la ciudad.
Eso se ha convertido mis días: estar sentada y repetir lo que hacía 24 horas ya había vivido. Este es un año que ha quedado aislado en el tiempo; que está pasando y que deja cada vez más la sensación que la vida, de un día para otro, se pausó de forma repentina. Los abrazos, los besos y las cervezas inconclusas se encuentran afuera, viviendo el ayer; intentando preservar el día que ya vivieron hasta que, de forma mágica, todo vuelva a ser como antes.
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