Tocando el cielo con las manos / Homenaje a Jairo Varela / Crónica
Tocando el cielo con las manos. La música puede marcar épocas y Jairo Varela se encargó de ello. Elevó a Cali hasta el cielo y desde hace cinco años partió a él. Su ritmo alegró miles de vida y hoy, su ausencia sigue latente.
Diagonal a la iglesia del cementerio Metropolitano del Sur, en la tumba 25 se encuentra Jairo Varela, quien falleció a los 62 años debido a un infarto; “¿Viene a visitar a Jairito?”, preguntó Silvio Gutiérrez quien trabaja para el cementerio hace 32 años y fue el encargado de transportar su cuerpo. Recuerda aquel 8 de agosto de 2012 como si hubiese sido ayer; “Fue una locura, la gente empezó a llegar desde por la mañana para poder coger buen puesto porque Jairito llegaba en la tarde, casi a eso de las 6 ya estábamos acá y se inició la misa”.
Son 8 metros los que separa la iglesia de donde yace Jairo Varela. Su nombre está grabado en una lápida de mármol. Silvio Gutiérrez expresó: “Jairito se convirtió en alguien inigualable. Sus canciones enaltecieron al Valle y a Cali, por eso ese día tanta gente vino. Había que despedirlo como se merecía, adornado de flores y aplausos”. Varela dejó 235 canciones y produjo 60 discos. Las personas no dejan perder el legado y semanalmente lo visitan entre 7-10 personas que se sientan en la banca de la parcela donde se encuentra. Más que todo vienen sus hijas y siempre le llevan flores, según relató Silvio.
Jairo Varela es un ejemplo de lucha, ascensos, descensos, salsa y sentimiento. El Grupo Niche empezó a tomar vuelo desde 1981 con el disco Querer es Poder donde su primer éxito mundial fue ‘Buenaventura y Caney’. Después de tocar el cielo con las manos, se dio cuenta de que las pesadillas también hacen parte de los sueños; en 1995 fue condenado a 66 meses de cárcel por enriquecimiento ilícito pero el 25 de noviembre de 1996 quedó en libertad por fallas en el procedimiento.
Un año más tarde volvió a pisar la cárcel. Durante el tiempo que estuvo dentro escribió 35 canciones; una de las más conocidas fue A Prueba de Fuego junto a Willie García. Dos años después, en febrero de 1999 quedó en libertad y definió aquel lugar como “un cementerio de hombres vivos”. Varela salió lastimado del suceso y se fue a vivir seis años a Miami con su familia y su orquesta, hasta que regresó a Cali porque todo es “cuestión de pandebono”.
‘Que todo el mundo te cante’; así lo recuerda Mariela Castro quien trabaja en el sector de la limpieza de la iglesia; “Ese día no le cantaron a Cali, le cantaron a Jairo. Se lo merecía, fue muy conmovedor”. Puso a Cali en el cielo con ‘Cali Pachanguero’ y como Jairo Varela decía; “A Cali le debo todo y lo que llegaré a ser”, tenía razón; Cali es la sucursal del cielo y es que ‘Cali es Cali, señoras, señores, lo demás es loma’; Jairo es la ‘luz de un nuevo cielo’.
Isabel Peláez realizó una crónica para El País acerca del funeral de Jairo Varela, relató; “Sus cinco hijos sentados en primera fila portaban claveles y rosas, así como pequeños pendones que decían: ‘Gracias papá’, con el nombre de cada uno”. Las ‘gotas de lluvia’ seguían cayendo e incrustado en el césped de donde yace Jairo, se podía notar una carta de sus hijos; “Papá, muchas cosas te aprendimos, más nunca a estar sin ti. Sentimos tu ausencia”.
‘Una historia musical quedó allá en la eternidad’ y es que desde hace 5 años, Varela está en un ‘Cielo de Tambores’. Jairo estuvo en lo correcto al decir que ‘Tocando el cielo con las manos’ fue su mejor composición. Lo dijo muchas veces antes de morir y es que sin saberlo, esta fue su despedida. El ser humano está aquí para convertirse en los recuerdos de quienes compartieron con él y el legado de Jairo Varela perdurará en el tiempo.
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